miércoles, 26 de marzo de 2014

Reloj de arena

Te miro como si fueras un reloj de arena,
que no puedo evitar dar la vuelta,
para que te derrames sobre mí
con tanta ansia como la gravedad hace a esas piedras morder el suelo.

Poco tiempo antes de que se acabe el tiempo,
yo te vuelvo a girar,
y aunque el tiempo siga,
volvemos a no avanzar.

Y me muero por girarte de nuevo,
por sentir el tic-tac en el pecho,
por impregnarme del ansia nerviosa y confusa,
que no se puede evitar.

Y te vuelvo a girar.
Ya puedo relajarme un rato,
sólo hasta que vuelve a quedar un cacho de arena para acabar.

Y te vuelvo a girar.
Vuelvo a revivir tus ganas,
y esas reviven las mías.
Vuelve a ser una carrera,
a ver quién se corre antes,
en la espera de que falte
poco tiempo por acabar.

Y te vuelvo a girar.

Porque no quiero que se acabe nuestro tiempo,
aunque por absurdo que sea
-y sepa-
sólo va en espiral.

No hay comentarios:

Publicar un comentario