Podría hablar sobre sexo sin pudor de decir “coño”,
Sin
embargo no tengo que decirlo para conseguir que imagines de qué hablo.
Que imagines
lo que es el fuego en forma de escalofrío,
Y el
dulce olor del combustible del sudor de los dos cuerpos,
Los gemidos
al oído son mi canción preferida,
Y que
tiemblen todos los temores si te tiemblan también las piernas.
Que a
veces toda la música que sale de tu boca se calla,
Y con
suspiros cortados se enciende de nuevo la llama.
De
pronto el fin es sólo el principio.
De
pronto las lenguas son cálidas y acarician lo que las manos
Envidian
no poder hacer.
Besar…
anestesiar… poner los ojos en blanco, o cerrarlos,
Da lo
mismo, nadie te juzga, haz lo que quieras
O lo
que yo quiera.
Que
aquí no hay leyes,
Que
bajo el edredón todo es anarquía, libertad…
menos para tus labios