lunes, 16 de diciembre de 2013

La noche de ayer



Ayer vi a un hombre vencido,
Las rubias…
La espumosa, y la de reflejos en el pelo,
Le habían hundido,
Y el trío que hacían entre los tres
Le había dejado de todo menos cuerdo.

Me abrazó sin apenas conocerme,
Como pidiendo ayuda que no podía darle,
Como si tuviera el remedio para calmar sus heridas,
Como si algo de lo que le dijera fuese a llenar su vacío.

Me enseñó lo que la rubia le había hecho,
Y fue ver una escena de un crimen
Con el cadáver a mi lado.

Entonces me di cuenta…
Me estoy haciendo mayor.
No sentí lástima,
No le dije que no llorara…
Casi le aplaudí.

"Llora todo lo que tengas que llorar,
Vacíate de lágrimas, y de ella.
Que esa imagen resbale por tus mejillas
Hasta perderse en el suelo.
Hasta acabarse la cerveza.
Y pasarán días, y pasarán meses, y tal vez años.
Y algún día las lágrimas serán frías,
Y te preguntarás por qué lloras,
Si hace tiempo que ella
No te pide que la escribas…
Y entonces… 
También habrás crecido un poco más.
Y brindaremos con cerveza tostada,
Que es más fuerte,
Como seremos nosotros."






-En realidad no le dije nada de esto, pero se lo digo ahora, y que nos debemos una cerveza.

miércoles, 11 de diciembre de 2013

Sigo sin acostumbrarme

Es su forma de gritarle al mundo 
"aquí estoy" la que me idiotiza,
porque lo grita callada,
sólo que yo silencio al resto
sólo para oír por dónde pasa.

Y aún hoy, prefiero decir
que sigo sin acostumbrarme
a que sea la hora que sea,
siento que llego tarde...
Porque el reloj me lo dejé
de espía en su mesilla,
y desde entonces, 
el tiempo está contando
una a una sus colillas.

Y aún hoy, prefiero decir
que sigo sin acostumbrarme
a que me desarme de esta forma...
porque es más fácil llamarme a mí imbécil,
que a ella llamarla zorra.

Y eso que es la más astuta de todas,
y a la que mejor le queda no llevar nada...
que su mejor prenda es el traje de inocencia,
para arrancárselo a mordiscos,
y dejar que ella me muerda la conciencia.

Y aún hoy, prefiero decir
que sigo sin acostumbrarme
a intentar mirar sólo al horizonte,
si ella está en todas partes.
Y la veo ahí a lo lejos,
pero se asegura bien 
de que por muchos pasos que de
siempre quede fuera de mi alcance.


miércoles, 4 de diciembre de 2013

Felíces


Tal vez...

Tal vez mi problema
-o solución-
ha sido siempre
compadecerme de animales heridos,
de gente buscando principios,
de bocas sin ganas de besar.

Tal vez,
para sentirme importante,
cuando no quieran que me vaya
a ninguna otra parte 
-si no es con ellos-
al menos... hasta que les da por marchar.

Y yo, sin tal vez,
vuelvo a ser la cazada y herida,
y busco la forma de quedarme dormida
en otros labios que me quieran despertar.