Ahora
mismo siento una calma que agradezco.
La de
después de la tormenta, esa que
te recuerda que diste
todo y más... a pesar
del chaparrón.
Incluso
las lágrimas llegaron a congelarse, formando
ventiscas tan terribles que creí
congelarme yo.
Sin
embargo ahora veo la
tormenta de lejos, y ya
añoraba esta aburrida paz interna.
Creo
que vuelvo a ser yo, con el
sol calentando mi solitario
corazón... que ahora
late más tranquilo.
No sé
qué peso me quité de encima... puede que
el de las nubes grises, cargadas de nostalgias.
Tal vez
sólo sea el ojo del huracán, o tal
vez sea la realidad… que el
sol ha salido ya.
Si
vuelve la tormenta esta vez
los tendré abiertos.
¿Volverá?
Ya no
sé si preguntar o afirmar.
Y si no…
ya la vi pasar.
Ahora
saldrán flores en este
terreno mojado que son
mis mejillas.
Llegó
la primavera, pero esta
vez la
sangre no me altera…
Ya
estuvo muy agitada... revolviéndome
por dentro y fuera.