jueves, 28 de noviembre de 2013

Cuando salgan las ratas

Cuando salgan las ratas, procuraré estar lejos,
porque dicen que salen  cuando está próximo el fuego.

Cuando salgan las ratas, trataré de estar fuera,
para ver como salen trayendo ceniza y pena.

Y entonces saldrás de ese palacio en llamas,
Con el torpe fin de reencontrarme, buscando en algún contenedor,
migajas de lo que fue nuestra profunda relación...
y mira si fue profunda, que aún llevo en la espalda la llaga,
pero la herida al menos ya no sangra.


Cuando salgan las ratas, ni siquiera lo sabré,
habré dejado de saber de ti,
y desde la distancia de tu cobijo,
desde mi ignorancia momentánea,
no esperaré que me veas y vengas…
esperaré que te vayas.


lunes, 25 de noviembre de 2013

¿Quién quiere un masaje?

Y es que si me pides un masaje con final feliz
yo sólo me imagino un principio feliz,
y suplico porque no haya final.

domingo, 24 de noviembre de 2013

La llamada que nunca te hice

Sólo llamaba para decirte que es un domingo cualquiera, que me he tomado un par de pares de Martinis… y que me apetece que estés aquí... hablando, riendo… sin hora de volver a casa y despedirnos, tal vez sería hora de volver a casa y hacernos el amor como antes… con sabor dulce de Martini, y gritos verde aceituna, todo eso sumado a tu piel harían una mezcla empalagosa para otros… pero a mí siempre me ha gustado el dulce.

La cuestión es que me encantaría tenerte aquí, resolver nuestros conflictos y librar nuestras batallas, esas que tantas lágrimas derramaron, con 3 o 4000 risas… quitándoles la importancia que no se le puede quitar, pero no sé, hoy me apetece dejarlo todo aparte y mirarte a los ojos y ver lo que vi en su día; aunque me da miedo volver a amarte así, como te amaba, y no como te amo ahora, sin esa obsesión enfermiza de ser para ti más que ser para mí.

El caso… y para resumir.

Que es un domingo cualquiera… pero no sería cualquier domingo si te tengo al lado, o enfrente, o debajo.

Siento (no) haberte llamado.



Es el Martini, que me recuerda a tus besos dulces pero que luego dejan resaca.
Y es que esta resaca de ti no se me termina de pasar…
 Será que la resaca se pasa bebiendo o besando más y será que hace tiempo que no me besas.
Ojalá no haberte probado nunca… O haberte probado para siempre.

Un beso.

Click.



-Pi Pi Pi… Pi Pi Pi-


jueves, 14 de noviembre de 2013

Sobre mí

Sobre mí contaros, que soy todo y nada de lo que veis aquí.

Que es posible que me haya ido quedando en otros brazos,
Que es posible que haya entregado partes de mi,
a quien en ese momento tenía una mirada más bonita que la mía,
-al menos ante mis ojos- aunque no tan sincera.
Que es posible que yo sea todo esto, y más todo lo que he ido entregando
a cada persona que ha pasado por mi vida.

Incluso los que vienen -o se van- de pasada
me forman tal y como soy ahora.
Esos especialmente.

Y al acordarme de los que se fueron,
sin ni un adiós educado,
me recuerdo que son sólo eso: recuerdos.
Que no me permito olvidar,
para recordarme a mí misma
que no se quisieron quedar.

Sobre mí contaros, que soy todo y nada de lo que veis aquí.

Buscarme en otros brazos,
que aunque ya no esté,
tendrán parte de mí.

Y si lográis recomponerme,
sabed que esa no soy yo...
Que si dí partes de mí,
es para verme tal que así.

Que si dí partes de mi,
es porque ya no las quiero,
y ya no me afecta lo que hagan con mi recuerdo.

Que después de ser toda suya,
aprendí a ser toda mía,
y ahora nunca más podrá ser del revés.


martes, 12 de noviembre de 2013

Quien no arriesga no gana.

Si algo tenemos en común los perdedores
es que nos encanta la frase
"quién no arriesga no gana",
sabiendo... pero omitiendo,
que a la vez que arriesgamos 
también perdemos algo.

Pero insistimos,
aunque el premio nos quede muy alto
y apenas lo alcancemos de puntillas
y rocemos con las yemas de los dedos.

Insistimos,
porque la esperanza es la que nos lleva
a intentar atrapar el premio,
sólo por decir "te lo dije"
aunque sea delante de un espejo.

lunes, 11 de noviembre de 2013

Carta a Esperanza.

             
Esperanza… eres muy puta.
No porque te vendas,
Si no porque me vendes a mí
Cosas increíbles que no suceden.

Sigo sin saber por qué te creo,
Por qué confío en lo que me dices
Con los labios sellados,
Y los ojos llenos de mentiras bonitas,
De esas que apetece creer y no olvidar.

Eso de que  “la esperanza es lo último que se pierde”
Es cierto.
Pero porque me persigues,
Porque así como no puedes estar conmigo,
Tampoco puedes estar sin joderme.

Y si es tan difícil dejarte atrás
Es porque me mareas de tal forma
Que no sé a dónde voy.

Hace tiempo que perdí el Norte,
Y no podía ser en otro sitio
Que en el sur de tus caderas.

Y sé que te encanta
Que reconozca mi locura
Fruto de tus lejanas caricias.

Pero… ¿qué le voy a hacer?
Si eres mi Yoko Ono,
O la droga que igual no me deja
Llegar a los 27.

¿Qué le voy a hacer?
Si sabes cómo me gusta que te maquilles,
Que ese vestido te queda tan bien,
Y tu piel huele a recuerdos bonitos.

¿Qué le voy a hacer?
Si cuando te apareces detrás de mí,
Dejo de mirar hacia delante,
Para perderme de nuevo,
En esos ojos falsos.