miércoles, 26 de marzo de 2014

Reloj de arena

Te miro como si fueras un reloj de arena,
que no puedo evitar dar la vuelta,
para que te derrames sobre mí
con tanta ansia como la gravedad hace a esas piedras morder el suelo.

Poco tiempo antes de que se acabe el tiempo,
yo te vuelvo a girar,
y aunque el tiempo siga,
volvemos a no avanzar.

Y me muero por girarte de nuevo,
por sentir el tic-tac en el pecho,
por impregnarme del ansia nerviosa y confusa,
que no se puede evitar.

Y te vuelvo a girar.
Ya puedo relajarme un rato,
sólo hasta que vuelve a quedar un cacho de arena para acabar.

Y te vuelvo a girar.
Vuelvo a revivir tus ganas,
y esas reviven las mías.
Vuelve a ser una carrera,
a ver quién se corre antes,
en la espera de que falte
poco tiempo por acabar.

Y te vuelvo a girar.

Porque no quiero que se acabe nuestro tiempo,
aunque por absurdo que sea
-y sepa-
sólo va en espiral.

martes, 25 de marzo de 2014

Esperando al autobús

Cojo muchos autobuses
porque en mi ciudad llueve mucho,
 y si no llueve, me invento alguna excusa para no caminar,
 o el tiempo me roba la calma para llegar puntual.

Este bus está tardando demasiado,
faltan varios minutos,
y estoy empapada y con frío.

Parece que tengo que esperar por todos los autobuses,
 y ¿cuántos habré cogido nada más llegar a la parada?

Ojalá existiese algún aparato mágico
 que dijera el número exacto de cosas que hemos
 hecho,
            bebido,
                       comido,
                                      sentido,
                                                   soñado,
                                                                   dicho,
                                                                               querido y desquerido.


Nos sorprenderíamos…
 porque seguramente hayamos tenido que esperar por las mismas cosas que otras veces tuvimos al momento, pero esperar nos hace pensar más.

Esperar nos hace aprender a saber estar.

Las paranoias y reflexiones no se me acaban,
y nacen unas de otras.

Y no es que tenga paciencia precisamente…
Pero esperar no es lo mismo que ser paciente,
Al igual que cuando quieres y no te quieren,
No signifique que puedas dejar de hacerlo.


lunes, 24 de marzo de 2014

Un metro ochenta.

De ti sé poco más
Que un par de muchos besos imaginarios,
Y alguna foto donde vi
Que te sienta bien el negro
Desafiando el luto de algún silenciado recuerdo.

De ti sé poco más
Que una sonrisa bonita,
Una distancia maldita,
Y que me gustan hasta tus rodillas
Si pienso que se flexionarán para abrazarme.

De ti sé poco más
Que no te gusta andarte por las ramas…
Que los directos crearían llamas
Si aún lejos ardo por ti.

De tí aprendí
Que el condicional me duele
Porque soñar me eleva a tu altura,
Y yo que no soy muy alta,
Me duele caerme,
Si no es a modo de caricia en tu espalda,
Cuando dejar de hacerte la dura.

lunes, 17 de marzo de 2014

Al otro lado

Hace tiempo que esto pasó a ser
      "polvo para hoy
                    y
  hambre para mañana."

He desgastado los
"ni contigo ni sin ti"
pero sobre todo la parte
en la que no estás conmigo
-sin darme cuenta 
de que nunca has estado.-

Es triste derribar mis murallas
para ir a tirar piedras 
a una que está creciendo
porque tú estás cogiendo mis piedras
y subiendo de altura;
Rompiendo las metas 
que trato de poner
a la altura de mi cintura,
pero con tijera y desde lejos
por si te quemo.

Yo lo he intentado,
tú me has ayudado
a no dejar de hacerlo;
Y la triste verdad es 
que no me he acercado ni de lejos,
porque no te has dejado hacer
ni la mitad de lo que has hecho conmigo.

De tanto hervir el agua
y echarle hielo,
me has dejado templada.

Soy un juguete 
que pronto cubrirá el olvido
al otro lado del muro,
Soy una más,
de las que se quedaron a medias
de camino a tu futuro.

.



Todo el mundo hablando de la primavera,
y yo pensando en estar a tu vera;
Y no pienso en flores,
si voy a tenerte al lado,
para deshojar las pestañas rebeldes de tus mejillas...
Y pedir, sin perdón ni permiso;
Y desear, como si fueras algo más que un capricho,
que llegue el invierno bajo tu misma manta.

miércoles, 12 de marzo de 2014

Rituales

Existen rituales que son más sagrados
que muchas religiones
de lucir sotana y guardarse el cepillo.
Como por ejemplo;
El cigarro de la risa y el té con tu sonrisa,
disfrazado de “piti” de descanso…
porque a veces no hay  más calma en el mundo
que la de dejar de contar pasos dados,
-y que vendrán-
sentarse, y simplemente, en silencio
disfrutar de tu propia soledad
-Que no es lo mismo que estar sólo.-

Existe un momento
en que parece que se para el tiempo
pero corre tratando de escapar de la rutina,
mientras miras esa vela encendida
y piensas en cómo sería tu vida
si hubieras cogido aquel tren aquel día,
-O no haberte bajado-.

Existen olores que acarician
y caricias que golpean;
Bares que recuerdan
caídas en la acera,
y besos a oscuras…
Que no dejan de ser rituales
aunque la caída sea dura
y las luces a casa, a veces,
signifiquen llegar al final del túnel de tu cama,
y entrar en el cielo, o infierno, de tus sueños.

Existen pasos vacíos
a casas llenas de amor
que muchas veces es resignación.
Y pasos llenos,
a casas vacías
con espacio para empezar
tus propios proyectos de vida.

Existen gestos que son protagonistas de tus pesadillas,
y voces que te hacen sentir poco cuerdo…
y todo lo unimos  a algún frustrado recuerdo.

Existen rabias repentinas,
risas que descubren la diferencia con sonrisas
y silencios cortos que dicen más
que discursos eternos.

Existen cientos de rituales…
que encienden tus “buenos días”
o dan pié –o no -  a apagarlos con alegría.
y si no encuentro final para este poema,
es porque me vienen miles, millones…

Uno de ellos, escribir con la sonrisa puesta.





jueves, 6 de marzo de 2014

Algo limpio entre tachones

Tengo un poema
que quiere salir y no puede
de la punta del bolígrafo.

Tengo mil tachones
con forma de arañazo en la espalda,
y tengo infinitas páginas en blanco,
esperando ser vestidas del color 
que a mí me falta.

Voy a sacar mis pinturas
y ojalá mi primera opción no sea el verde,
-por eso de la esperanza,
y qué coño,
por eso de los ojos que enseguida uno a una mirada.-

La segunda opción sería el rojo,
por eso de la alarma,
del peligro,
de la emergencia,
y de la falta que me hace
descubrirme tras su ausencia.

Y después...
después no sé qué vendrá...
Enterarme de que no sé pintar,
y que siempre me desboco
y me salgo de las normas;
O sacar el color negro
y ponerme a escribir sin más,
de esta forma.





miércoles, 5 de marzo de 2014

Cajón de mierda

He abierto el cajón de mierda
que una vez más,
pretendo que sea el mismo
que el de tus bragas;

Y es que una vez más,
escribo a la de siempre,
a la única,
a la misma...
A esa inseguridad
a la que busco ponerle nombre,
porque es más fácil culpar
a las promesas rotas,
que a mí,
por crear dramas de cosas insignificantes,
como comparar el desorden del día a día
con llevar desparejados los calcetines,
y que eso sea motivo de sentirme perdida.

Hoy anochezco 
como el "seguro" en el cajón;
Mañana a lo mejor me siento
como ese perdido en la lavadora,
o en un cesto interminable de suciedad...
O nunca dejo de ser ambas opciones
que tiendo a resumir siempre en dos,
por eso del "tú" y el "yo"


Cierro el cajón,
que no son horas de buscar promesas desparejadas,
y encontrar calcetines rotos.

martes, 4 de marzo de 2014

Una noche sin más

Hoy siento que el sábado pasó ligero,
como si volara en las nubes
de la espuma de la birra;
Y las luces encendieran las sombras
que veo en la misma oscuridad.


Desperté incluso fresca,
sin que me quemara la luz dominguera,
que convierte en piedra
las ganas de despertar.

Ha sido una noche más,
o una menos,
de todas las que ya no te sueño.

Ha sido una noche más,
o una menos,
de todas las que no te echo de menos
porque tengo a alguien
que me rellene el vaso primero,
y después las ganas de olvidar.

sábado, 1 de marzo de 2014

Cuando vengas conmigo

No  quiero conocerte de noche
para saberte a tientas,
y marearme en tus curvas
o culpar al alcohol de afectarme tanto,
que me de por besare con la lengua dormida
y las ganas en vena.

Quiero explorarte a la cara,
y buscar tesoros en tu mapa,
que también tiene el premio de serie,
el simple regalo de verte,
sin juzgarnos las maneras a distancia,
sin echarnos los tapujos por la espalda,
como  si hubiese que darse la vuelta para oírlos.