Cojo muchos autobuses
porque en mi ciudad
llueve mucho,
y si no llueve, me invento alguna excusa para
no caminar,
o el tiempo me roba la calma para llegar
puntual.
Este bus está tardando
demasiado,
faltan varios minutos,
y estoy empapada y con
frío.
Parece que tengo que
esperar por todos los autobuses,
y ¿cuántos habré cogido nada más llegar a la
parada?
Ojalá existiese algún
aparato mágico
que dijera el número exacto de cosas que hemos
hecho,
bebido,
comido,
sentido,
soñado,
dicho,
querido
y desquerido.
Nos sorprenderíamos…
porque seguramente hayamos tenido que esperar
por las mismas cosas que otras veces tuvimos al momento, pero esperar nos hace pensar más.
Esperar nos hace aprender a saber estar.
Las paranoias y
reflexiones no se me acaban,
y nacen unas de otras.
Y no es que tenga
paciencia precisamente…
Pero esperar no es lo
mismo que ser paciente,
Al igual que cuando
quieres y no te quieren,
No signifique que
puedas dejar de hacerlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario