Tengo un poema
que quiere salir y no puede
de la punta del bolígrafo.
Tengo mil tachones
con forma de arañazo en la espalda,
y tengo infinitas páginas en blanco,
esperando ser vestidas del color
que a mí me falta.
Voy a sacar mis pinturas
y ojalá mi primera opción no sea el verde,
-por eso de la esperanza,
y qué coño,
por eso de los ojos que enseguida uno a una mirada.-
La segunda opción sería el rojo,
por eso de la alarma,
del peligro,
de la emergencia,
y de la falta que me hace
descubrirme tras su ausencia.
Y después...
después no sé qué vendrá...
Enterarme de que no sé pintar,
y que siempre me desboco
y me salgo de las normas;
O sacar el color negro
y ponerme a escribir sin más,
de esta forma.
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