lunes, 6 de junio de 2011

Lina Méndez. . .

Por ti aprendí a seguir escribiendo, a plasmar una y otra vez, en esos momentos de vacío y inspiración espontánea, las palabras, que al principio me parecen siempre basura.
Pero llegaste y me leíste, por dentro y por fuera, procuraste ponerte en el lugar de mi mente e intentaste comprender lo incomprensible. Me dijiste que estaba bien y ese bien me supo a poco, pero insististe en que no dejara de escribir, que tenía algo… siempre me has dicho que era “experta en describir los sentimientos” pero yo más que experta siempre me veo monótona, y una vez más gracias a tí, intento superarme, dejar la mente en blanco y escupir palabras.
Créeme cuando te digo, que cuando tengo el papel en blanco y el bolígrafo delante de mí, pienso en los consejos que me has dado, en los fallos anteriores y en cómo nunca me riñes, simplemente recomiendas.
Eres mi maestra, muchas veces mi inspiración, mi compañera, y más importante que todo esto, eres mi amiga, una de verdad, de las que hoy por hoy casi no existen.
Confieso que cuando leo lo que tú escribes me emociono, y no sé exactamente por qué, me siento tremendamente orgullosa de lo que haces, de todo, eres única, especial, y me encanta que lo seas. También te envidio, porque es inevitable comparar tus textos con mis textillos, pero es una envidia sana, envidia de auto-superación.
Una vez más, gracias Lina, por todo, porque haces que me entren ganas de escribir aunque a veces no me salgan las palabras, por confiar en mis escritos principiantes y sin formación…pero, ahí estás tú para dársela.

Siente

Siente que el viento es mi boca,
que aparta el pelo de tu cara y te roza hasta cansarte.
Te rajo los labios y te seco los ojos de tanto acariciarte.

Siente que el sol son mis manos,
que recorren tu cuerpo y lo calientan hasta fatigarte.
Te quemo y te enciendo de tanto tocarte.