He
intentado guardar tu fragancia en un papel
Que se
me emborronó al pulverizarla.
He
querido guardarte
Como se
guardan las cosas más valiosas,
Tanto,
que ese frasco se te quedó pequeño.
Te
quise tan mía,
Que en
la burbuja “segura” donde te guardé
Aprendiste
a ser otra.
Y te
perdí como se pierden las hojas en el
suelo cada otoño,
Y aunque
nazcan más en primavera no son
las mismas flores.
Ni el
mismo año.
Ni el
mismo aroma que trae el viento...
Y me
sentí caduca.
Después
regué prados con nostalgias de tu cuerpo.
Busqué
el perfume que sin tu piel
Quería oler
a ti sin conseguirlo.
Encontré
el papel donde había querido plasmar
los recuerdos
de mi nariz sobre tu cuello,
Y vi
que era una foto nuestra,
Deformada por el chorro desesperado de ti.
Y me di
cuenta de que el daño me lo había hecho yo
Por haberte
querido tan violentamente
Que reboté
sobre la nada y no hubo nada que me parara el golpe.
Entonces…
tiré el papel y olvidé tu olor.
Te
guardé libre en la memoria,
Junto con
un beso… que marcará mi propia historia.
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