No llegará el día en que alguien tenga razón
acusándome de “enferma” justificándose en a quién dejo que me bese o a quién
quiero besar yo.
No llegará el día porque basándose en eso, no me
podrá acusar de nada, ni de loca, ni enferma ni depravada.
A aquellas personas que me miran raro, ya pueden dar
la vuelta y mirar a otro lado, que a mí no me afecta, sino que me dan pena,
porque los enfermos son ellos, y no ven que el amor no es ningún juego.
No gana quien es infeliz, más bien pierde quien
decide vivir así… entre sombras, negando lo que es porque una sociedad de
ineptos te obligan a creer que eres diferente.
Soy joven, pero tengo muy claro que si soy
“diferente” por amar, y no hacer daño a nadie, me alegro de serlo, y prefiero
la supuesta diferencia a considerarme una imbécil, de esos que por desgracia
hay tantos… que se niegan a ver cuál es la verdadera realidad.
Que la cuestión está en amar, y no en buscar un
“prototipo” familiar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario