lunes, 23 de septiembre de 2013

Isla.


¿Recuerdas aquel invierno en el que fuimos isla?

Pues las palmeras se cayeron, y los cocos rodaron hasta el mismo mar donde emergió la gigante ola que nos tumbó.
Y aquel barco que encalló en ti, arena de isla, se hizo uno contigo;
Mientras yo, tu parte ahogada, voy viendo los recuerdos que quedaron hundidos tras la tormenta.

Está el cofre donde guardábamos las chispas que producían nuestros roces;
Y el mar las ha apagado, pues  aquí tan profundo el agua es agua negra y mala que todo lo destruye, mientras que en tu superficie es cristalina y calmada.

Aquí las corrientes azotan mis cadenas, pero no las rompen,
Y no veo el sol que (puede que demasiado pronto) nos calentó;

Seguro que tu arena blanca no se quema a la sombra de tu barco.
Seguro que ahora sirves de inspiración a pintores,
Que te prefieren con algo más complejo que un par de palmeras.

Supongo que a simple vista fuimos simples,
Pero no sabes lo que ha quedado aquí dentro,
Sumergido a  infinitos relojes de arena que no me prestas,
Y que giro con un toque de corriente pero no pasa el tiempo, amor.

Y aquí en esta soledad oscura y siniestra, en esta calma aterradora,
En este tiempo que no pasa y que tengo que imaginarte brillar…
Quisiera ser gaviota que te ve de lejos,
Y más que verte, preferiría desear no verte, y volar a otra parte.

No a una isla, a un continente tal vez.

O quedarme vagando hasta haberte dejado atrás.

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