jueves, 14 de julio de 2011

Fuegos artificiales

Arena húmeda y espesa entre mis manos de fuego y ruido y caras, y tanto alcohol en mi boca que no siento ni la lengua.
Dulce paladar y pulmones pesados, el tabaco los ha dañado, demasiados excesos en mi cuerpo demacrado.
Y risas de chistes olvidados y abrazos y hombros llorados. Miradas de amigos que te intentan comprender, y piensas, ¿qué sucede? Y ni tú lo logras ver.
Y en el cielo brilla algo, no es la luna, es una bomba de color seguido de un sonido sordo. No puedo dejar de mirarlo. Se difuminan por el cielo, se apaga y vuelven más.
Y de repente, color verde, y me acuerdo de lo que no me tengo que acordar, y ahora sí que no puedo dejar de mirar. Y el verde se vuelve rojo brillante, y pienso “como un corazón” y no sé si me están tomando el pelo, seguramente, seré yo.

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